Volver a escribir.

Hace ya más de 3 años que estoy en Perú. De todas las cosas que hacía cuando vivía viajando de un lugar a otro, la que más extraño es ESCRIBIR

Escribir siempre fue bueno para plasmar lo que vivía y darme cuenta que era real y no un sueño más. Escribir siempre fue también una forma de hacer catarsis que me permitía ordenar las ideas y los sentimientos. Bueno, casi siempre.

Hace poco tiempo volví a leer varios de los textos que escribí durante mi viaje y me di cuenta de la falta que me hace poder contar a través de unas palabras simples las cosas que pasan por mi cabeza. O las cosas que aprendí. En fin, me hace falta compartir con la gente que no está acá conmigo.

A veces me pongo a pensar y siento que durante todo este tiempo en Perú volví a caer en una vida un tanto rutinaria; esa misma de la que escapé y prometí dejar atrás hace mucho tiempo. Siento, a veces, que volver a esos viejos hábitos me han sacado las ganas y, tal vez, la inspiración para escribir. 

Sin embargo, por algún motivo, hoy me desperté con ese cosquilleo dentro y esa necesidad de agarrar un lápiz y un papel y llenarlo de ideas, de emociones, de imágenes… Ganas de volver a hablarles a todas esas personas que dejé atrás hace tiempo ya. La escritura, el poder contarles de mis viajes, experiencias y del simple día a día, siempre me hizo sentirlos más cercanos. 

Una de mis canciones favoritas lo dice:

“…Y así … es fácil y llevar

En la mochila un libro y una foto y un papel para anotar

Palabras que me hagan sentir que estás más cerca

Cuando yo estoy viajando…”

Loli Molina – Viajando

Mi promesa, y no solo para los que siempre leían las cosas que escribía, sino que también para mí misma, es la de volver a esa “yo” que perdí en el viaje. Esa que hacía todo lo que le gustaba sin preocuparse demasiado, la que no tenía planes, y vivía relajada por ello; esa que disfrutaba de escribir porque así estaba más conectada con todo, con ustedes; con los que están cerca cuando yo estoy lejos.